Hay historias que conmueven tanto que van pasando de padres a hijos, generación tras generación. Esta leyenda en concreto es una de las más populares de China y tiene unos 1500 años de antigüedad. Por su carácter universal, sigue contándose hoy en día y ha servido de fuente de inspiración a escritores, artistas, músicos, etc. El origen de la leyenda se remonta a la dinastía Jin Oriental (317- 420). Por aquel entonces, en un pueblo de Zhejiang vivía una familia acomodada, los Zhu. Tenían ocho hijos y una sola hija, llamada Zhu Yingtai. Mientras sus hermanos varones estudiaban, ella debía dedicarse a bordar, según las costumbres de la época, pues a las mujeres no se les permitía estudiar fuera de la casa paterna. La muchacha no era feliz, anhelaba estudiar, así que urdió un plan. Se vistió de hombre y se presentó de esa guisa ante su padre. Al verla, no la reconoció. Satisfecha, le contó sus intenciones y su padre finalmente accedió, dejándola marchar a estudiar a Hangzhou. Durante su viaje, Yingtai conoció a un apuesto joven, Liang Shanbo, que iba a empezar sus estudios en la misma escuela. Se hicieron grandes amigos y prometieron ayudarse siempre mutuamente. En ningún momento Liang sospechó de la identidad de Yingtai. Con el tiempo, ella se fue enamorando de él, pero no fue capaz de decírselo. Un día la joven recibió una llamada de su familia, su padre estaba enfermo y debía acompañarlo. Antes de marcharse, se inventó que tenía una hermana gemela y le dijo a Liang que le encantaría que él se casase con su hermana, que podía ir a su casa más adelante y conocerla. Él, encantado de tener a su lado a su amigo del alma y además casarse con una chica tan bella, accedió. Cuando Yingtai llegó a su pueblo, su padre ya se había recuperado y además la había comprometido con un noble, Ma Wencai. Muy apenada, no pudo hacer otra cosa que acatar sus órdenes. Mientras tanto, Liang se había concentrado en sus estudios y en su trabajo. Tardó un tiempo en visitar a su amigo y, cuando lo hizo, se encontró con la realidad: Yingtai salió a su encuentro vestida como la bella mujer que era, lo abrazó desconsolada, reprochándole por qué había tardado tanto. Liang se quedó prendado de ella y, cuando supo que estaba prometida, sintió que algo se le clavaba en el corazón. Para colmo, el padre de Yingtai los descubrió y expulsó al joven de su casa. Liang cayó en una profunda depresión, no pudo soportar tanto dolor y se murió de pena. Yingtai no sabía nada. Su boda era ya inminente y debía casarse con un hombre al que no amaba. De camino a la ceremonia, un vendaval muy fuerte hizo que la comitiva se parase ante una tumba. Cuando la joven leyó el epitafio, cayó rendida susurrando el nombre de su amor. Un trueno hizo que se abriera un agujero en la tumba y Yingtai se precipitó al interior. Al momento, el cielo se despejó y dos mariposas salieron del túmulo, revoloteando alegres. Por fin permanecieron unidas para siempre las almas de Yingtai y Liang. Espero que os haya gustado esta historia sobre la fidelidad del amor más allá de la muerte, sobre la lucha contra el destino en una época y una cultura donde las decisiones de la familia están por encima de los deseos particulares. Han pasado siglos y en realidad hay cosas que no cambian…Texto: Marián A. Alastruey Bibliografía consultada: Revista Instituto Confucio, n.45, volumen VI, noviembre 2017. Artículo de Juan Diego Fernández Rosado.ENLACE: Concierto para violín de los Amantes Mariposa, una de las piezas musicales más conocidas de China. Fue compuesto por Chen Gang y He Zhanhao:https://youtu.be/9Vd0804OP6kIMÁGENES: 1- Óleo del artista chino contemporáneo An He, Guangzhou, 1957;2- Foto vía Pinterest; 3- Ilustración de Benjamin Lacombe, de su libro Los Amantes Mariposa, 2008, editorial Edel vives.