A veces hay días que los recuerdos te envuelven como humo de seda que acaricia aquellos tiempos pasados en los que fui feliz, solo pensaba en jugar, en reír y soñar, en estar pendiente a las carteleras del cine para ver que «películas» ponían y llamar al 5-4 numero de teléfono de mi tía Isabel y preguntarle si la podíamos ver, ella tenía en un cuaderno todas las peliculas, nunca supe como las conseguía, pero allí estaban clasificadas…! No podéis ir, tiene 3— otro día era 3R– y las de 4 nos excomulgaban, solo podíamos ver las de 1 y las de 2, así que de romanos y del oeste estaba hasta la corcha, pero yo me lo pasaba muy bien aquellas noches de verano con el cielo estrellado y mis amigos vigilantes, tan lejanos y cercanos…!

Gracias a mi tata Dolores tengo esas fotos y otras tantas más. Así de chiquitita me dejaban en casa de abuela Rosario, pero echaba de menos a mis padres, las temporadas eran muy largas para una niña tan pequeña, ahí estoy jugando con un pollito, recuerdo esos momentos a ráfagas, no quería sentarme ni que me hiciesen fotos, a mi Dolores le costó mucho que me hiciesen esa foto tan bonita en donde estoy descalza, me encantaba estar descalza y Dolores no me lo impedía.














