
LLEGÓ LA PRIMAVERA…
Llegó la alegría de la tierra vestida de vaporosa y coloreadas sedas la acompañan las golondrinas y los almendros en flor y su perfume de azahar la envuelve y la corona de novia…
Le gusta pasear por sierras y montañas, le encanta mirarse en las albercas de jardines y huertos de aguas quietas, va dejando su fragancia allá por donde pasa y bebe feliz en los chorros de agua de las fuentes de las plazas mientras los peces de colores saltan de alegría al verla aparecer entre lotos y arrayanes de verde fuego que la acarician
Vuela la primavera por Mis amadas ruinas de San Jerónimo que tanta sabiduría escinde entre sus piedras centenarias, las mariposas se posan sobre ellas y sobre las flores silvestres a las que besa con infinita delicadeza…
Atrás quedaron los fríos de un invierno in poco loco, un invierno perdido en un clima inusual, pero qué ya se fue, ahora, los niños echan pan a las palomas que pernoctan en los tejados y torres cercanas a los nidos de las cigueñas que salen a los valles cercanos del lago azul en busca de la comida diaria que siempre encuentran…
Las beatas del pueblo corren a la iglesia, un punto muy común donde se encuentran en las puestas del templo se hacen corrillo y se enteran de los chismes del lugar, ya sea buenos o malos, son aquellas personas que apenas tienen vida social y que cada vez que hay que estar en silencio cuando el cura habla, comienza una a toser y le siguen retailas de toses una fila tremendas, no sé cómo el cura sigue hablando, es una mala costumbre que hasta en primavera,, meses dedicados a María Santísima, no respetan, cuando termina el pequeño sermón, las toses paran de repente y una Virgen Santa y misericordiosa aguanta la risa desde su altar y bendice a todas aquellas que tienen tosferina “atrofiás”…
La primavera entra en el templo y un olor a azucena lo llena todo, el párroco desde pequeño, es amado y conocido en este lugar, junto al nuevo cura y humilde Olivier sacerdote bueno y cabal, a los dos, se les llena de luz su rostro al ver a los niños de Bornos traer entre sus manos hermosos ramos de azucenas que ponen a los pies de la Madre celestial, mientras el Cristo del Capitulo los mira feliz y los bendice desde su cruz de madera, vé el Cristo, con agrado, como La primavera besa sus benditos pies y las campanas de la iglesia anuncia que la estación de las flores llegó una vez más a estas tierras serranas de Castillo historias aguas ermitas y monumentos donde siempre se escucho cantar….(Charin Ruiz Ortiz)


