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ALGO MÁS…

Debería de estar contenta por muchas cosas positivas que pasan en mi vida en estos momentos, solo me sosiega mirar el cielo y ver en mi huerto los verdes naranjos que parecen jaspes resplandecientes al sol del mediodía, mientras entre sus ramas se columpian las naranjas de oro que me hacen estremecer de felicidad…! Qué grande es Dios y cuanto nos quiere y que bien sabe ponernos a todos en nuestros respectivos sitios en la vida…..! todo estaba lleno de rosas de maravillosos colores y grandes manchones de florecillas silvestres que se bamboleaban jugando con el airecillo suave de aquellas horas de mi soledad en mi huerto de jaspes y esmeraldas, en mi huerto lleno de piedras preciosas convertidas en plantas de pétalos de terciopelo; en los rincones del huerto había cascadas de campanillas de azulados zafiros mientras una humilde 
rosa salía de entre toda aquella belleza para que la luz del sol otoñal también la acariciara….Los gatitos corrían hacia mí con sus hermosos ojos y sin dejar de mirarme, estaban al tanto de mis pasos, parecían figuras de porcelanas adornando mi huerto, mi madre sierra me sonreía a lo lejos y allí pensé estar cuando llegase mi hora, confundirme en su húmeda y milenaria tierra y ver mi sobre ella, apareció de pronto mi amigo el gnomo y con sus pequeños ojos llenos de inteligencia me observo, al verlo le sonreí y acaricié su gorro dorado….–¿porque estas triste niña? — lo miré y nada dije, el viejo gnomo sonrió y me dijo con aquella voz tan peculiar..— Querida, debes de aceptar que el mundo no es como tu quiere que sea, el mundo es muy difícil de tratar y hay que tener mucha mano izquierda con él para pasar mejor desapercibida, qué es como más tranquila se está, porque el mundo es envidioso y no perdona que tus dones sean reconocidos por otros, por eso querida mía, si llegas a la cúspide del éxito y el triunfo…! intenta pasar siempre desapercibida y ayudar todo lo que puedas al que lo necesita, no pierdas tu humildad niña, los más grandes fueron siempre los más sencillos y humildes !ah!…Da siempre sin recordar a quien das, y recibe sin olvidar…! así siempre serás grande, esa será tu verdadera grandeza.

El gnomo se montó en una mariposa de alas del color del añil y con ella se perdió entre la luz del sol y la sierra. Quedé quieta callada asimilando palabra por palabra todo lo que me dijo el gnomo, escuché el relinchar de los caballos y fui a acariciar a Gringo que sacaba su cabeza para que la rascase un poco, mientras Perla parecía enfadada, la potra Campanera se acercó buscando una caricia. La tarde se echó encima pronto y un escalofrío me hizo recordar que estábamos en Otoño mi estación preferida del año…

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