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NOLVIDABLES RECUERDOS
Hasta mañana , hoy recuerdo todos aquellos que se fueron y que tanto me quisieron, mi María Núñez, mi Dolores, mi Frasquita la de Alonso, mi Anita la del gordito y la de la droguería, Ana la de los aguaciles, mi Pellisco y su mujer Isabel, mis abuelas Rosario y Carmen, mi querido hermano Andrés, todos ellos me quisieron mucho y yo a ellos…! Tan cercanos todos…!
Recuerdo los Aguaciles, Recuerdo San Antón, Recuerdo El Regantio y todas aquellas vivencias donde era tan libre como el viento y tan feliz como nunca lo fui jamás…! A los Pellizcos los llevo en mi corazón a todos, ellos me enseñaron a ser su hermana y a saber distinguir las tagarninas desde lejos, los espárragos tiernos y frescos cortarlos desde la misma esparragueras con un cuchillito que hundíamos en la tierra para sacarlos, recuerdo las retamas volar desde la candela por los cielos cuando hacía aíre, el olor de aquellas brasas era mejor que el perfume más caro, lo mismo que aquel aroma de pan caliente de las mañanas que tomaba con aceite recién hecho, el olor del invierno, el de la primavera el del maravilloso otoño ! eran impresionante en aquel campo…! Los Aguaciles Altos…! Los pavos reales y sus maravillosos graznidos…! Aquellas tormentas y relámpagos y rayos que tanto me asustaban y que más de una vez cayeron cerca de mí y de mis amigos sin hacernos daños…! recuerdo aquel algarrobo de flores amarillas, la vereda donde había almendros, las lleguas mansas, los ponis de mi hermano Andrés y Javier, los burros y la llegada a la casita blanca de las «pelucas» que siempre cantaban canciones verdes y todos reían y yo no sabía que era eso de los huevos de los perros y recuerdo que lo pregunté y mi hermano Juan se enfadó ¿ Pero , porqué se enfadaría…! así que en cuanto pude se lo pregunté a Carrera, que es eso de los huevos de los perros ¿ dónde los tienen? yo nunca he visto a los perros con huevos…! el hombre de confianza de mi padre e íntimo de mi hermano Juan, se moría de la risa y yo me enfadaba porque quería que me lo explicasen, se lo podía haber preguntado al «niño perdido» pero él tenía una mirada tenebrosa y oscura, realmente me daba miedo, ahora a través de los años, puedo ver claramente, su gran soledad y falta de familia y amor, pasaba todo el día en la caseria cuando llovía o venía venía de trabajar, Anita, la madre de mi amiga Ani, siempre tenía una gran olla de buenos guisos y al niño perdido jamás le falto comida, mis padres le tenían una habitación cerca de la caseria y que no le faltase su comida, le llamaban el «niño perdido» porque cuando cobraba se iba de juerga y desaparecía varios días y llegaba a los Aguaciles altos, sin un duro.! papa siempre tuvo piedad de él, nunca lo echó , aunque se perdiera los días que fuesen, Carrera era más «señorito» tanto el «niño perdido» como Carrera se llevaban muy bien con mi hermano Juan y lo querían de verdad…
Me gustaba tirarme por las montañas de trigo con los pellizcos y cuando veía a Carrera muy perfumado bien vestido, me ponía los brazos en jarra y le preguntaba ¿ dónde vas hoy tan guapo y bien vestido? Él como siempre se reía porque yo le hacía mucha gracia y me contestaba ! a buscar novia, ya que tú no me quieres…! y reía más cuando le decía, es que tú eres muy viejo, hijo…!
Nunca olvidaré el 15 de noviembre cuando mi hermano se fue, estoy segura que Carrera, el niño perdido, abuela Rosario, Dolores, Frasquita la de Alonso, que tanto lo quería, el gordito, Antonio el mecánico y todos los demás estarán muy cerca de él ahora que tanto los necesita en esa nueva dimensión en la que acaba de entrar por el camino de la paz que conduce a Dios y desde allí cuidarnos junto a los demás…

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