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La flor del girasol…

Y en la esfera de los sueños llegó aquella mujer dorada buscando el sol, los niños de la tierra se acercaron asombrados y ella preguntó por la flor de girasol. La tierra estaba callada y polvorienta, parecía no haber nada, solo niños que salían de cuevas y cabañas. Aquella diosa miró con compasión todo lo que la rodeaba y buscó en la lejanía la flor de girasol

–Chicos! os doy dinero para que compréis lo que queráis…—- Los niños la miraron extrañado y le preguntaron –

–¿Qué es eso señora…?— La mujer volvió a mirarlos con atención y calló cuando se percató de que algo había ocurrido en aquel lugar donde la pobreza se palpaba hasta en ellos mismos, volvió a sentir pena por ellos, seguro que no sabía de lo que llegaba buscando…! la flor de girasol…!–

Chicos, podéis decirme que pasó en este lugar del universo? ¿qué es este lugar…? ¿ cómo y con quien estáis aquí? quien os cuida…? — El niño que parecía más mayor tomo la palabra y le dijo a la señora dorada que venía buscando la flor del girasol.

-Hace muchos años, quizás siglos y siglos, los hombres terminaron con la belleza de la tierra, porque esto es la tierra, lástima que usted no la contemple tal como era entonces, vivimos como Dios nos da a entender, nuestros padres salen por la mañana a cazar, porque cerca de aquí hay unas tierras donde aún queda agua y frutos y semillas que siembran para nuestros alimentos, nuestros guardianes y amigos son las aves de la noche que nos cuidan y los perros y otros animales que se salvaron, pero la flor del girasol no la tenemos…—

La mujer sonrió y les dijo —No preocuparos, tengo algunas semillas de girasol, pero del lugar del que vengo no tenemos vuestro sol y las flores necesitan este sol vuestro para crecer, el nuestro es demasiado pequeño y no calienta lo suficiente, sin embargo tenéis agua ¿ verdad ? —

Cerca de aquí hay un pozo, y a donde van mis padres, también hay manantiales de aguas cristalinas…—

Ya veo que nada tenéis y a la vez, lo tenéis todo con el sol y el agua, veréis, yo os voy a dejar semillas, incluso la de girasol, para que vuestros padres las siembren, ellas como el olivo, os darán aceite, tenéis trigo ? —

Si señora, tenemos trigo con el que hacemos pan….— Era la voz de un hombre joven que llegaba silencioso junto a otros más…

-No se asuste , no le vamos a hacer daño, el daño que nos hacemos unos a otros, solo trae ruinas, penas y enfermedades, aquí en la tierra fue bestial, tanto, que terminaron con toda la belleza terrenal, poco dejaron la ambición, la prepotencia, las envidias y soberbias y la terrorífica maldad hijas de la mentira y la ignorancia…

La mujer lo escuchaba en silencio y le preguntó a aquel hombre — ¿ Cómo os puedo ayudar ?—

Gracias, pero somos felices así, no necesitamos nada más, quizás algunas medicinas, eso es lo más necesario en estos momentos…– La mujer dorada lo miró y le dijo — Parece ser que necesitáis ayuda y mi pueblo también, vengo de un lugar lejano, buscando la flor del girasol, pero veo que por esta parte del universo no están las cosas muy bien….— Aquel hombre reflexionó y le pregunto a la mujer dorada — Nos quiere proponer algo…? nos gustaría escucharla..-

Quisiera que mis gentes , que no quedan ya muchas por falta de sol, viniesen aquí, nuestro hogar se va a extinguir pronto y buscaba flores de girasol , porque allí donde crecen, crece la vida con el sol y el agua, necesitamos salvarnos, pensaba que la flor nos salvaría, pero solo nos puede salvar vuestro sol…–

Si queréis venir a vivir aquí, nuestras puertas están abiertas, nos necesitamos unos a otros para no morir, queremos paz y tranquilidad para vivir como buenos compañeros…-

Del lugar de donde vengo, se vive así, como buenos hermanos y compañeros, esa es la verdad…– La mujer fue hacía aquella esfera dorada y antes de perderse por el infinito le dijo a aquel hombre —Toma, estas semillas, entre ellas la de girasol, volveré con mis gentes a este lugar y nos ayudaremos los unos a los otros en salvarnos de la muerte, le estoy muy agradecida y volveré pronto para ver las flores de girasol florecidas…— Aquel hombre miró las estrellas y vio como la esfera dorada se perdía en aquel atardecer da la tierra y arrodillados todos en rueda con las manos unidas dieron gracias a Dios. entre los hermanos del universo somos unos más entre ellos y nos necesitamos siempre, gracias Dios mío por mandarnos la salvación por medio de la mujer dorada y a su pueblo también, estoy deseando que florezca la flor de girasol, será entonces cuando los hermanos de las estrellas lleguen junto a la mujer dorada y nos unamos con ellos en armonía y amor…..

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