
Mi hombre…
LLegamos por aquel viejo carril a aquella casa rural que mi hombre sabía que tanto me gustaba, una preciosa cabaña con chimenea incluida y en plena montaña. El también sabía que amaba mucho los espacios libres y que las casas por dentro fuesen bellas , acogedoras, además de confortables. Mi hombre se puso manos a la obra nada más llegar encendió la chimenea y pronto comenzó a arder y a calentar el ambiente, hacía frío aquella tarde de diciembre, me puse a “trajinar” en la cocina y dejar todo preparado para la cena, mientras mi hombre me ayudaba haciendo la ensalada, una especial , que sabe hacer y muy rica, él es un experto en hacer ensaladas, y si no, se las inventa, el caso es, que están deliciosas!
Mis perritas se acomodaban cerca del fuego y comenzaban a bostezar..!!pobres mías…estaban cansadas!! !Aquella casa de madera era preciosa y las cortinas y cubre-camas eran de coloridos alegres y los manteles de las mesas a tonos con todo aquello tan ruralmente hermoso…Las flores no faltaban y mi apache puso una música muy romántica y comenzamos a bailar mientras las perritas nos miraban aburridas, no le pareció bien a mi Kitty que no paraba de ladrar a mi hombre para que me soltase…..Jerónimo abrió aquella terraza y el frío caló en mis huesos y me estremecí ,mi hombre me protegió más entre sus brazos y me señalo aquel cielo lleno de estrellas maravillosas y exclamó al ver aquel hermoso y femenino satélite….—.!!Tu luna!!!—
Le sonreí y me estremecí una vez más, jerónimo me miró embelesado bajo las únicas luces que nos alumbraban, las del fuego y las de la luna. La música se escapaba por aquella terraza , nuestros ojos se decían lo mucho que se querían nuestras almas y cuanto se necesitaban, así…bajo aquella luna de brillante fulgor, Jerónimo me beso con amor mi carnosa boca en un beso eterno que termino, sobre el suelo de la chimenea, los rayos de plata de la luna cubrieron nuestros cuerpos de luz celestial que parecían bendecir nuestro amor junto al fuego del hogar..


