
Hay muchas Mujeres y hombres que bien me quieren…
Gracias amigas de Bornos mis más amadas perlas….
Perlas hermanas de la perla azul de mi lago…
Perlas hermosas de sentimientos de nácar que han acariciado mi espíritu postrado en cama…
Perlas las mujeres y hombres de mi pueblo que me aman…
Perlas llenas de doradas bendiciones llegadas desde el azul y profundo cielo…
Sueños de amor, que no son quimera, sueños de alta gama que son los ángeles de mi tierra…
Perlas de Bornos son aquellas que lucen en un lago azul a orillas de mi sierra…
Oraciones que llegaron al corazón del supremo clamando mi recuperación, y que el universo las guarda, como guarda y ama a las más bellas estrellas de mí pueblo. Desde el infinito llegan lluvias de bendiciones para dar y repartir recompensas…¡ Benditas perlas…!
Escrito por Charin Ruiz Ortiz






𝑳𝑨𝑺 𝑴𝑰𝑳 𝒀 𝑼𝑵𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬𝑺 𝑫𝑬 𝑺𝑯𝑬𝑹𝑬𝒁𝑨𝑫𝑬.
Cuando el sultán Schahriar descubrió que su mujer le era infiel con uno de sus sirvientes ordenó degollarla a ella y a todos sus esclavos.
Acto seguido por despecho, mandó a su visir que cada noche se le entregara una joven virgen, que sería degollada a la mañana siguiente por orden suya. Los hombres del reino intentaron huir con las hijas que les quedaban.
Una tarde como ya era costumbre, el sultán ordenó al visir que le trajera otra joven. Pero el visir por más que buscó no encontró ninguna.
Regresó a su casa afligido temiendo ser él mismo degollado si no cumplía las órdenes del sultán. Así que la hija mayor del visir, Sherezade, al ver a su padre tan preocupado le pidió que la llevara ante el sultán.
La bella Sherezade había leído todos los libros y leyendas y poseía el don de encandilar con su voz y sus gestos, pero también tenía un plan para salvarse ella y las demás jóvenes del reino.
Y así la noche que Sherezade estuvo con el sultán, ésta le pidió como último deseó narrarle un cuento a su hermana Dunyazad, que se encontraba muy triste por ser la última noche que pasaría con ella.
Pero Sherezade antes del alba interrumpió el relato y le pidió al sultán continuar con la narración la noche siguiente, pues se encontraba muy cansada.
El sultán accedió, ya que le había subyugado tanto el relato de Sherezade que deseaba oír el final y le concedió algunas noches más.
Con esta argucia, Sherezade logró intercambiar una noche de su vida por un cuento, hasta completar mil y una noches.
Así pasaron mil y una noches de relatos, donde nacieron historias como: «Aladino», «Simbad el Marino», «Alí Babá y los cuarenta ladrones», o «El ladrón de Bagdad»… entre otras.
Cuando llegó la noche mil una, Sherezade le pidió al sultán que le perdonara la vida, y cuentan que el sultán lo hizo, ya que en aquellas mil y una noches había quedado prendado de los encantos y la elocuencia de Sherezade, y también se dice que el sultán Shahriar se casó con Sherezade y que vivio con ella hasta el final de sus días.
Y es desde entonces que la tradición nos habla de que Sherezade es la narradora principal de los relatos árabes titulados: «Cuentos de las mil y una noches».


